La
Asociación de Artesanos de Euskal Herria, Arbaso, organizadores de
este acontecimiento anual se mostraba muy satisfecha de los datos
obtenidos. “Es cierto que no hemos llegado al record del año
pasado, pero, también es cierto que, este año, en general, se ha
acercado menos gente a Durango”, destacaba Bernat Vidal, presidente
de Arbaso.
En
la pasada edición se alcanzó la cifra de 23.000 visitantes y este
año la Euskal Denda se ha quedado con una entrada de 18.000, “pero
los que han venido han gastado, porque las ventas han sido similares
a las de ediciones anteriores, por lo cual comprobamos que el nuestro
es un público fiel que viene a degustar y a comprar artesanía”,
revelaba Vidal. A su juicio, “con veintiun años somos ya un
referente”.
Sin
grandes aglomeraciones, excepto el último día que sí hubo más
afluencia de gente, se han podido visitar los 52 expositores sin
agobio. “Ha sido una afluencia pausada, pero constante. Esto ha
permitido que el público haya podido ver con tranquilidad y sosiego
los expositores, haya podido preguntar al artesano y haya disfrutado
viéndoles trabajar en directo”, refería Vidal.
Evidentemente, todo ello ha redundado en las ventas. “Los primeros
días fueron más fríos en ese sentido, pero finalmente hemos
conseguido ponernos a la par de ediciones anteriores, destacaba
Vidal.
Con
la mirada puesta en la edición número 22, el presidente de Arbaso
apuntaba a que “seguiremos apostando por poner en valor a nuestros
artesanos y, para ello es importante demostrarlo “in situ”. Quizá
en eso radique el valor principal de la Euskal Denda, que el
visitante ve trabajar a los artesanos y descubre realmente el valor
que tiene lo que está expuesto”, concluyó.
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